Perlas médicas en emergencias: Lecciones clínicas para ser la calma en el caos - Caso 2 - Controlando arritmias con fisiología, humanidad y simplicidad

Estimados colegas, en el torbellino de la medicina de emergencias, donde una taquiarritmia puede desestabilizar a un paciente en minutos, la fisiología y la anatomía son nuestras brújulas, el alivio del dolor es un pilar ético y clínico, y el monitor es una herramienta crítica que debemos dominar. En el entorno prehospitalario, donde el personal suele ser capacitado por profesionales hospitalarios sin experiencia en urgencias extrahospitalarias, interpretar correctamente el trazado del monitor y correlacionarlo con la onda de pletismografía puede marcar la diferencia entre un diagnóstico certero y un error fatal. Hoy compartimos un caso clínico real de una paciente de 89 años con fibrilación auricular (FA) atendida en urgencias, que ilustra cómo abordar el dolor, la hipoxia y el uso técnico del monitor transforma una crisis. Este caso nos enseña que el cuerpo es un sistema interconectado, donde el dolor, la hipoxia y el estrés fisiológico desencadenan caos multiorgánico. Los invito a inspirarse, a redescubrir la pasión por la fisiología, la anatomía y la interpretación precisa del monitor, y a salvar vidas con conocimiento, empatía y destreza técnica.



Contexto clínico

El caso ocurrió en un servicio de urgencias prehospitalario, atendiendo a una paciente de 89 años con un ritmo rápido e irregular detectado en el monitor, sin acceso inmediato a un electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones, pero con trazado en monitor. La paciente presentaba una fibrilación auricular (FA) no descrita ni diagnosticada previamente, presumiblemente de novo o crónica no documentada, con una frecuencia cardíaca de 135-140 lpm en el evento agudo. No se obtuvo captura del trazado debido a la prioridad de estabilización. La discordancia entre el trazado del EKG en el monitor y la onda de pletismografía fue clave para sospechar FA. La paciente tenía antecedentes de exposición crónica a biomasa y viajó en un vuelo de 45 minutos desde el nivel del mar a una ciudad a 1800 metros de altitud, contribuyendo a hipoxia inicial (SpO2 88%). Además, presentaba una fractura de cadera con dolor intenso (10/10) y taquipnea (28 rpm), indicativa de dolor y distress respiratorio. Este caso nos permite analizar cómo diferenciar taquiarritmias en un monitor, priorizar causas reversibles como el dolor y la hipoxia, y optimizar el uso técnico del monitor en un contexto prehospitalario.

Análisis inicial: Fisiopatología y hallazgos

La paciente llegó con un ritmo irregular en el monitor, frecuencia cardíaca de 135-140 lpm, buen índice de perfusión (IP), llenado capilar <3 segundos, Glasgow 15, y presión arterial media (TAM) adecuada (80 mmHg). La hipoxia (SpO2 88%) y taquipnea (28 rpm) sugerían distress respiratorio secundario a dolor, hipoxia por altitud, y posible enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) no diagnosticada por exposición a biomasa. La FA no estaba documentada en su historia clínica, sugiriendo un evento de novo o una FA crónica no diagnosticada, según estudios que indican que hasta el 30% de los casos de FA en ancianos son asintomáticos hasta un evento agudo (Journal of the American College of Cardiology, 2021).



Interpretación del trazado en monitor

Sin acceso a un ECG de 12 derivaciones, el trazado en monitor fue crucial para diferenciar la taquiarritmia, siguiendo cuatro pilares:

  • Estabilidad hemodinámica: La paciente estaba estable (buen IP, llenado capilar, Glasgow 15, TAM adecuada), según las guías de la American Heart Association (AHA, 2020) y la European Society of Cardiology (ESC, 2020).
  • Frecuencia cardíaca máxima: Calculada como FCM = 220 - edad (Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology, 2021), para 89 años: 220 - 89 = 131 lpm. La frecuencia de 135-140 lpm superaba el umbral fisiológico, aumentando el riesgo de colapso por menor llenado diastólico y mayor demanda miocárdica (Circulation, 2020).
  • Coincidencia eléctrica y pulso: El ritmo irregular con pulso variable apuntaba a FA, caracterizada por ondas f auriculares desorganizadas sin ondas P definidas (NEJM, 2018). La discordancia entre el trazado del EKG (ritmo irregular con QRS estrechos) y la onda de pletismografía (pulsos variables en amplitud y frecuencia) fue clave para sospechar FA, en lugar de taquicardia supraventricular (TSV, ritmo regular) o extrasístoles auriculares (ondas P prematuras) (Marieb and Hoehn’s Human Anatomy & Physiology, 2021).
  • Causas reversibles: El dolor intenso (fractura de cadera), la hipoxia por altitud, y el posible EPOC subyacente fueron identificados como desencadenantes. La taquipnea (28 rpm) reflejaba dolor y distress respiratorio (Journal of Pain and Symptom Management, 2022).

Fisiopatología de la hipoxia en altura

El cambio de altitud (de nivel del mar a 1800 m) reduce la presión parcial de oxígeno (PaO2) de ~100 mmHg a ~80 mmHg, disminuyendo la saturación de oxígeno, especialmente en ancianos con reserva pulmonar limitada (High Altitude Medicine & Biology, 2023). La exposición crónica a biomasa sugiere EPOC, que reduce la ventilación alveolar, exacerbando la hipoxia (American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, 2021). La hipoxia estimula el sistema simpático, aumentando la frecuencia cardíaca y precipitando FA (Journal of the American College of Cardiology, 2021). La menor entrega de oxígeno al miocardio incrementa el riesgo de isquemia (Circulation, 2020).

Importancia del manejo del dolor

El dolor intenso (10/10) desencadena una respuesta simpática con liberación de catecolaminas, aumentando la frecuencia cardíaca y la demanda miocárdica, lo que agrava la FA (Journal of Pain, 2021). Un paciente sin dolor está más estable, colabora mejor y presenta menos complicaciones, según BMJ (2020). Desde el punto de vista humanitario, aliviar el dolor es un imperativo ético (Pain Medicine, 2022). Un metaanálisis en Cochrane Database of Systematic Reviews (2020) muestra que el control del dolor reduce taquiarritmias en pacientes con estrés agudo. El dolor no tratado induce hiperventilación compensatoria, como la taquipnea inicial (28 rpm), aumentando el trabajo respiratorio (Journal of Pain and Symptom Management, 2022).

Manejo óptimo del monitor en el contexto prehospitalario

En el entorno prehospitalario, el personal suele ser capacitado por profesionales hospitalarios sin experiencia en urgencias extrahospitalarias, lo que limita su capacidad para interpretar trazados de monitor en tiempo real. Este caso destaca la importancia de un manejo técnico y científico del monitor, especialmente en ausencia de un ECG de 12 derivaciones:

  • Colocación correcta de electrodos:
    La colocación precisa de los electrodos es fundamental para obtener un trazado confiable. En este caso, se usó una derivación II, estándar para detectar arritmias (Annals of Emergency Medicine, 2022). Los electrodos deben adherirse a piel limpia y seca, evitando vello o movimiento, ya que artefactos pueden simular arritmias (Journal of Electrocardiology, 2021). Un estudio en Prehospital Emergency Care (2023) muestra que el 20% de los errores diagnósticos en el monitor se deben a electrodos mal colocados.
  • Interpretación del trazado EKG:
    En FA, el monitor muestra un ritmo irregular sin ondas P, con ondas f desorganizadas y QRS estrechos (<120 ms), a diferencia de la TSV (ritmo regular, QRS estrecho) o extrasístoles auriculares (ondas P prematuras) (NEJM, 2018). La formación en interpretación de EKG en monitores es crucial, ya que el personal prehospitalario debe diferenciar arritmias en segundos. Se recomienda simulaciones para entrenar la identificación de patrones como la irregularidad de la FA.

  • Correlación con la onda de pletismografía:
    La discordancia entre el trazado EKG y la onda de pletismografía fue clave para confirmar FA en este caso. La pletismografía mide la onda de pulso generada por el gasto cardíaco, detectada por el oxímetro de pulso. En FA, la irregularidad del ritmo ventricular produce pulsos variables en amplitud y frecuencia, mientras que en TSV, los pulsos son regulares (Journal of Clinical Monitoring and Computing, 2022). Un estudio en Emergency Medicine Journal (2021) valida que la discordancia EKG-pletismografía (ritmo irregular en EKG con pulsos variables) tiene una sensibilidad del 92% para FA en monitores prehospitalarios. En este caso, la onda de pletismografía mostró pulsos irregulares, confirmando la sospecha de FA.
Trazado del monitor donde se muestra la discordancia entre el EKG (verde) y la onda de pletismografía (azul) 

  • Limitaciones del entrenamiento hospitalario:
    El personal prehospitalario enfrenta entornos dinámicos (movimiento, ruido, tiempo limitado), a diferencia de los hospitalarios. La capacitación por personal sin experiencia prehospitalaria a menudo omite la interpretación en tiempo real y la correlación EKG-pletismografía (Prehospital and Disaster Medicine, 2023). Las guías de la International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR, 2020) recomiendan entrenar al personal prehospitalario en simulaciones específicas para mejorar la precisión diagnóstica.

Intervenciones basadas en fisiología y evidencia

El manejo, guiado por las guías AHA (2020), ESC (2020), y principios fisiológicos, se centró en abordar causas reversibles y optimizar el uso del monitor:

  • Manejo del dolor: Se administró diclofenaco (75 mg IV) y morfina (3 mg IV titulada) para controlar el dolor (10/10), reduciendo la liberación de catecolaminas y la frecuencia cardíaca de 140 a 100 lpm en 10 minutos (Journal of Pain, 2021). Las guías actuales de manejo del dolor en urgencias (American College of Emergency Physicians, 2023; European Pain Federation, 2021) recomiendan:

    • Analgésicos no opioides: Diclofenaco (AINE) para dolor musculoesquelético agudo, efectivo en fracturas (Pain Medicine, 2022).
    • Opioides titulados: Morfina en dosis bajas (2-5 mg IV) para dolor severo, con monitorización respiratoria en ancianos debido al riesgo de depresión respiratoria (Cochrane Database Syst Rev, 2020).
    • Multimodalidad: Combinar AINE y opioides reduce la dosis total de opioides y los efectos adversos (Journal of Trauma and Acute Care Surgery, 2021).
    • Monitoreo: Evaluación regular del dolor (escala 0-10) y signos vitales para ajustar la terapia (American College of Emergency Physicians, 2023).
    • El alivio del dolor estabilizó la frecuencia cardíaca y mejoró la colaboración de la paciente, un beneficio humanitario y clínico clave.
  • Corrección de hipoxia: Se administró oxígeno a 3 L/min por cánula nasal, aumentando SpO2 de 88% a 95% en 10 minutos. La hipoxia por altitud y posible EPOC aumentó la demanda miocárdica, agravando la FA (High Altitude Medicine & Biology, 2023). La oxigenoterapia a bajo flujo (2-4 L/min) es ideal en pacientes estables sin hipercapnia, según la British Thoracic Society (2020). La ESC (2020) recomienda mantener SpO2 entre 90-94% en FA para optimizar la oxigenación sin hiperoxia, que puede inducir estrés oxidativo (Critical Care Medicine, 2021).

    • Posición semisentada
    • La posición semisentada redujo el trabajo respiratorio, mejorando la ventilación y disminuyendo la taquipnea de 28 a 20 rpm (Critical Care Medicine, 2021). Esto optimizó la oxigenación y redujo la liberación de catecolaminas.
    • Evitar antiarrítmicos innecesarios
    • Dado que la paciente estaba estable y la FA era posiblemente de novo o no documentada, se evitó el uso inmediato de betabloqueantes o amiodarona, priorizando causas reversibles (AHA, 2020; ESC, 2020). La cardioversión está reservada para inestabilidad hemodinámica.

Resultados

En 10 minutos, tras analgesia, oxígeno, y posición semisentada, la frecuencia cardíaca bajó de 135-140 a 100 lpm, y la taquipnea se redujo a 20 rpm. Al llegar al hospital de alta complejidad, un ECG confirmó FA, posiblemente de novo o crónica no diagnosticada, y la paciente pasó a ritmo sinusal espontáneamente, probablemente por la resolución del estrés fisiológico. Un estudio en Journal of the American College of Cardiology (2021) indica que el tratamiento de causas reversibles en FA agudizada puede restaurar el ritmo sinusal en hasta un 40% de los casos.



Lecciones clave: La fisiología como brújula

La FA resulta de actividad eléctrica desorganizada en las aurículas (Marieb and Hoehn, 2021). El dolor y la hipoxia desencadenan catecolaminas, agravando la taquicardia (Journal of Pain, 2021). La hipoxia en altura reduce la PaO2 (High Altitude Medicine & Biology, 2023). La discordancia EKG-pletismografía es clave para diagnosticar FA (Emergency Medicine Journal, 2021). El manejo del dolor es esencial por estabilidad y humanidad (Pain Medicine, 2022).

Mejores prácticas

  • Monitor: Colocar electrodos correctamente, correlacionar EKG-pletismografía (Journal of Clinical Monitoring and Computing, 2022).
  • Evaluación de estabilidad: Evaluar IP, llenado capilar, TAM, y estado mental (AHA, 2020; ESC, 2020). 
  • Diferenciación en monitor: FA muestra ritmo irregular sin ondas P; TSV es regular; extrasístoles auriculares tienen ondas P prematuras (NEJM, 2018; Annals of Emergency Medicine, 2022). 
  • Causas reversibles: Priorizar dolor, hipoxia, y deshidratación (Cochrane Database Syst Rev, 2021). 
  • Manejo del dolor: Usar AINE y opioides titulados, con monitorización (American College of Emergency Physicians, 2023; European Pain Federation, 2021). 
  • Flexibilidad clínica: Adaptarse al paciente único, evitando rigidez (BMJ, 2023). 
  • Anatomía cardíaca: Comprender los focos ectópicos auriculares (Marieb and Hoehn, 2021) guía el diagnóstico.

En el caos de las emergencias, la flexibilidad mental es nuestra mayor arma: un médico rígido es un peligro, pero uno que piensa con claridad, humanidad y ciencia puede salvar vidas. No se trata de reanimar monitores, sino de devolverle el aliento a pacientes que sufren. Simplifiquemos lo complejo, guiados por la fisiología y la evidencia, priorizando siempre el bienestar del paciente con empatía y precisión. ¡Hagamos medicina con pasión, para ellos, no para las máquinas!

Invitación a la clase de EKG y arritmias para dummies

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Citas

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  • Hindricks G, et al. 2020 ESC Guidelines for the diagnosis and management of atrial fibrillation. Eur Heart J. 2020;42:373-498.
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  • Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology. 14th ed., 2021.
  • Marieb and Hoehn’s Human Anatomy & Physiology. 11th ed., 2021.
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